jueves, 15 de mayo de 2014

“Tú me das la Vida…”




            ¡Hola a todos! Me llamo Rosario Vera, vivo en Sevilla y desde hace más de once años pertenezco a la T.O.C. del Buen Suceso. Profesionalmente me dedico a la mediación, soy muy familiar y mi debilidad son mis sobrinos, con los que tengo una relación muy especial. Puede que alguno se pregunte: ¿qué hace el testimonio de una laica en un blog vocacional? A veces tenemos la percepción de que la vocación es solo para la vida religiosa, y aquí me tenéis, para hablaros de mi vocación laical.

            Seleccionar un momento concreto de origen vocacional es complicado; muchas son las personas, las palabras, los gestos a través de los cuales Dios ha ido forjando esta pequeña historia… Toda historia vocacional está marcada por una llamada, la mía me lleva a vivir mi fe en comunidad; en una tercera orden. Puede que alguno al leer lo de “tercera orden” piense en una “tradición pretérita”, si es así, solo puedo pedirte que nos conozcas… Eso fue lo que hice yo, y esta ha sido la causa por la que sigo aquí.

             Hablaros de mi fraternidad es hablar de hombres y mujeres sencillos que viven su cotidianeidad bajo los valores cristianos carmelitas. Durante todos estos años mis hermanos/as han estado a mi lado, en los buenos momentos y en los malos; la fidelidad que he visto en ellos me ha llevado a amar y a reconocerme FAMILIA CARMELITA. Ellos me enseñan a cuidar a nuestros frailes, y me han hecho redescubrir la importancia del escapulario como signo identificativo de nuestra vocación. A mí el escapulario no me evoca a una tradición añeja; me lanza cada día a mi “lugar de misión”; cada dificultad la afronto agarrada a él. En definitiva, mi comunidad es un regalo, porque me ha acompañado a descubrir un proyecto de vida válido que me hace ser la persona que soy hoy.

            Hace semanas, una amiga, me decía: “Rosario tienes que tomar las riendas, tu vida es un cuadrante, las horas distribuidas al minuto, ¿y tú?, tienes que dejar de visitar a tus enfermos, cada vez tendrás más”… Realmente visto desde fuera “es una locura”, pero, va a ser complicado que yo tome las riendas porque esas riendas están en manos de Dios, en eso consiste para mí la vocación, en entregar tu libertad y hacer de tu vida lo que Dios sueña para ti…; cuando lo hago SOY LIBRE…

            Este testimonio lleva por título “tú me das la vida”, es la frase que brota de una de mis terciarias enferma cuando la visitamos o la llamamos, y es lo que define mis emociones cuando tengo la dicha de compartir con ella… Cuando escucho esa frase me cuestiono: ¡lo qué me hubiese perdido si no le hubiese dejado las riendas a Dios!… Por ello tengo que finalizar, dedicando estas líneas a aquellos que aún no habéis descubierto la vocación a la que Papa Dios os llama: “¡ÁNIMO!, ¡merece la pena recorrer ese camino, en él te juegas tu felicidad!… “buscad y hallareis; llamad, y se os abrirá” (Mt 7, 7)”…  Y  a vosotros, que compartís conmigo este camino, GRACIAS, y recuerda… ¡TÚ me das la VIDA…!

Rosario Vera, T.O.C. Sevilla.